8.02.2011

Soñando despierto

La vista empezó a nublarse, en el momento exacto donde mi cerebro pasó de estar en completo stand by analizando la nada, a recordar cosas. Derrepente, veía doble. Ahí, estabas vos. Me encontré con tu mirada, sentí tu perfume e, inevitablemente, perdí todo intento de concentración cuando descubrí tu sonrisa que discutía cada argumento que salía de mis labios para terminar por volver a encender... me. Dabas vueltas en círculos sobre tus palabras, me confundías para volverte a repetir cosas sin sentido alguno y, a mí, ni siquiera me importaba que fuese lo que estabas diciendo; me estabas mirando, y con eso ya no necesitaba nada más. En el medio de tanto colapso de sensaciones recorriendo por mi cuerpo, ya no sólo respiraba aceleradamente, también pensaba casi a la velocidad de la luz. "Que linda sonrisa. Que pelotudez que está diciendo. Pero como me hace reír. Que sencillo. Que tierno. Cómo me gusta. Que histérico. Que fiestero. Que pirata. Y ese lunar? Siempre estuvo ahí? Que raro que nunca lo ví. Capaz siempre vino de manga larga. Está bueno el sueter que tiene puesto. Se viste bien. Uh, la ex era fija. Por qué me habla de la ex? No quiero saber cuan linda era. Le comería la boca. Pero no voy a ser mandada. Pero...". "Uh, ese azulejo se está rompiendo, la vieja se va a querer matar". Y estaba donde siempre, sentada en la cocina; sola. El vuelo había terminado, o recién despegado... sea como sea, yo estaba abajo. Y sin yerba en el placard.

Agus Terrizzano

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