10.18.2014

El tiempo otra vez avanza


Se acostó y cruzó sus piernas sobre el pasto. Respiró profundo como queriendo que todo el cielo azul entre en ella. El sol le impedía abrir los ojos del todo. Una mano le recorría la cara una y otra vez: le dibujaba las pecas, la sonrisa y un corazón. Por un instante se dejó ir, deseando con todas sus fuerzas congelar el tiempo ahí. 
Todo estaba bien. Nada parecía encontrarse fuera de lugar. La mano se convirtió en labios y un beso chiquitito le hizo sentir cosquillas hasta la punta de los pies. Sonrío fuerte. Había camino seguro por el que seguir. 

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