12.12.2014

Internacional

Algo le palpita en el pecho y no sabe bien qué es. Siente un nudo desde la célula más baja del estómago. Un nudo que sube, presionando fuerte, y empalma con el corazón. No sabe si alguna vez lo sintió. Hace una mueca rara e  intenta entender. Pensándolo bien, quizás sí. Pero hoy algo es distinto: el nudo la lleva a sonreír. 

Sus ojos le sonreían por el espejo retrovisor. Los acordes de esa canción empezaban a sonar y, sin que nadie dijese nada, empezaron a cantar. En esos versos, se decían y prometían, sin decir ni prometer. 

Ella amaba salir a la ruta, el atardecer sobre el horizonte y respirar el aire de otros lares. Él la hacía viajar. De a ratos los kilómetros podían tornarse confusos, pero ¿de qué distancia hablan si están más cerca que muchos otros que deciden andar de a dos? Sus abrazos son tres veces más fuertes porque tienen que durar mientras estén lejos. Los besos, incontables. El cariño que se tienen: internacional. 


Tal vez fue una gota de amor
que pulió el destino...

Agus Terrizzano
Diciembre 2014

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