
Llegué sintiendome como una chispa dejándose llevar por el viento. Lloré y reí en cuestión de segundos, incluso al mismo tiempo. Mi alma se invadió de cosas inentendibles que provocaron una gran inercia de seguir a pesar de no saber a donde iba. Busqué la soledad y el sonido de la vida para aclarar mi mente, y sus sonrisas se contagiaron en mi cara. Ellos, mi fuerza para vivir. Extrañe, me sentí grande y chiquita, superada y tremendamente cansada; pero nunca abandoné. Estuve vacía, tirada, sosa y muy llena a la vez, llena de saber que empezaba a completar mi vida con una nueva etapa que quizás volveria a hacerme feliz. Esto puede provocar un árbol y una llama, volar con la mente e imaginar toda una vida pasada y futura, sin perder la ilusión de llegar a todas esas metas que hoy me propongo: volver a empezar. Esto fue el GASJ 62, una llama viva y llena de energía que jamás se apagará. Tormentas y vientos pueden pasar por mi vida, pero el calor y la limpieza espiritual que hoy siento nunca se van a apagar.
15.01.09 - Carpa 2M, cagada de frío y no queriendo volver a casa.
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