7.14.2010

polos opuestos.


Volvemos a hablar, acá estás otra vez pero no me intranquiliza la situación. Yo te aprecio, porque me hiciste crecer... supongo que eso fue lo que más me mantuvo atada a vos, la necesidad de ganar todo lo que tenía para aprender de tu frialdad, de tu cruel amor. Y hoy te veo tan sereno, tan feliz... con esa alegría seca que solía caracterizarte y mantenerte lejos de todo lo que podía provocarte estar mal. Sos especial, ya no hay dudas. Sos raro, tenés tus formas y quizás jamás coincidieron con las mías... o quizás no en aquel momento. Pero fuimos norte y sur queriendo intercambiar experiencias, atrayéndonos como polos opuestos. Dibujando caricias, viviendo amores que un día ya no iban a imantar. Como tierra y sol, disfrutamos cada amanecer compartido pero en la noche se acabó. Como azucar y sal... pocas veces pueden lograr hermandad. No eras para mi, no era para vos. Tu amor, no era mi amor. Tu amor, no era todo amor. Nuestro amor, jamás existió.


Agustina Terrizzano.

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