10.02.2010

Allá voy.

Okey, ya tengo los papeles en mano... las instrucciones a seguir. Ya soy un número más en la gran Universidad de Buenos Aires, ya soy una oficial futura estudiante de las Ciencias de la Comunicación Social. ¿Loco no? ¿Cuando fue que crecí tanto, cuando fue que se me pasó mi secundario en un pestañeo? A veces me dan ansias por de más de estar en ese aula que el destino me depara y en otras me da tanto tanto miedo. Ese aula que va a unir al rededor de unos 70 caminos que se están bifurcando de su vía principal en busca de nuevos horizontes, que se están juntando como panamericana y general paz para dar inicio a una nueva parte del gran autopista de la vida. Muchos otros pares de ojos perdidos y aterrados, muchas otras sonrisas tímidas, gran cantidad de pispeos y ganas de conocer para dejar de sentir la incomodidad de estar sólo entre esa masa de gente. Volver a empezar, ó mejor dicho empezar porque en casos como el mío que jamás tuve que integrarme a ningún lado.... en serio es una nueva experiencia. Y de todas formas, empezar. Empezar la vida, a lo que realmente se le llama futuro, el comienzo de la que va a ser mi vida... la mayor parte de mi existir. Tener que armar grupos y no tenerlos a ellos ( que en una mirada arreglamos quienes vamos a ser, lugar y hora para juntarnos), volver a tener que pasar por mil grupos erróneos hasta pegar la justa con esos que sí se ponen las pilas. Volver a sentir la presión de estudiar para dar una buena imagen. Volver a empezar a querer a alguien, a preguntar para que lado se van... otra vez. Recomenzar. No sé a donde me lleva todo esto, no sé que me tiene la vida para el después de ese aula que nunca voy a olvidar... pero como me dijo Queco, no voy a bajar los brazos e incluso cuando ya todo me parezca insulso y lo quiera dejar voy a permanecer con un pedacito de soga en la mano, siempre se encuentran fuerzas para tirar. Soltar es trampa. Soltar no vale. Soltar es amagar a nunca volver a empezar. Seguir es mi camino. Ser fuerte es mi camino. Llegar a la felicidad simple de saber que lo que hago está bien es mi objetivo. No tengo una meta ahora, no tengo ese día de graduación que tuve 5 años. Ahora todo va a ir cambiando a medida que camine, ahora, como dice Sabina, son mis huellas el camino... hago camino al andar. Y pienso disfrutar de cada paso, como si fuese el último y el primero a la vez. Vida, no sé como y cagada hasta las patas pero... ALLÁ VOY.

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