4.27.2011

Hasta...


Y sentí como sus manos llegaban casi a penetrar mi piel, incluso a través de las capas del invierno que ahora me cubrían en esa tarde fría de abril. Sus palmas fueron dejando huellas en cada centímetro de mi cuerpo y evaluando cada rinconcito de mí, como memorizando al tacto cada mínima irregularidad para recordarla como algo especial. Sentí sus labios rozar los míos con más delicadeza que nunca, y su barba pinchar mi mentón como aquella vez que lo conocí; sus dedos recorrieron mi cara cubriendo cada espacio a recordar y sin dejar atrás el más pequeño detalle, como buscando que cada peca quede plasmada en sus huellas digitales. Una electricidad invadió mi cuerpo y todos aquellos impulsos que convertían este beso en un ritual de despedida ahora me pedían no moverme más de ese lugar, y una vez más la confusión invadió mi mundo. No sé, todavía, con que fuerzas me alejé de todo ese amor que en un par de minutos pudo transmitirme hasta llegar a la locura pero lo hice, dí media vuelta y caminé un par de pasos con decisión para luego tambalear los siguientes hacia el incierto rumbo que hoy depara mi destino...



By Agustina.

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