6.28.2011

Te quiero acá.

¿Alguna vez empezaron a extrañar a alguien aún teniéndolo lo más cerca posible? Yo sí; y les puedo asegurar que nada puede desgarrar más el alma de una persona que esa horrible sensación de encontrarse pensando una vida sin ese ser que, literalmente, nos contruye en nuestro día a día. Imaginás como va a ser tu rutina, como va a cambiar la forma en que entres a tu casa cuando ya no esté, como tu forma de ver la vida se va a encontrar dividida, como la forma de actuar de tu gente querida se va a modificar... y ya nada va a ser igual. Intentás no llevar tu mente hacia esos pagos oscuros donde tu pecho se oprime y solamente querés gritar pero a veces se torna imposible, y tu dolor se ve reflejado en bronca, en ira, en impotencia que se transforma en enojo y ves esa cara triste, esos ojos desauciados que te miran como pidiendo perdón pero a la vez no pueden superar su orgullo y dejar de autodestruirse. Entonces, por todos los medios querés escaparte a ese odio que te genera la situación, de sentir que no se quiere, que no te quiere pero te encontrás evadiendo algo que es imposible de esquivar porque poco a poco te va a matando por dentro, va sacando lo peor de tus entrañas y te va dejando en menos diez para no saber si alguna vez vas a volver a poder arrancar. Y te desconcertás y bajás los brazos y resignas que ya nada pueda cambiar, y otra vez te encontrás dolido y parado en un futuro que ya asumiste como el único posible y sólo confías en poder cambiarlo pidiendo que no sea así cada vez que cumplís años, pestaña tras pestaña caída... deseando con todo tu corazón que se cumpla eso que querés en la vida más que cualquier otra cosa; hacerle entendes que sin ella, no hay vos.

Agus Terrizzano

No hay comentarios: