4.11.2012

Quererse cada día más.


En un abrazo hacíamos todo lo que de cualquier otra forma no podríamos, en un abrazo nos decíamos absolutamente todo sin hablar; como nunca dos amantes hubiesen podido hacerlo. Latidos que se salen del pecho y te congelan la razón, momentos de respirar fuerte y desear con todas tus fuerzas que las agujas del reloj dejen de avanzar. Que nadie te robe ese lugar. Alguna fuerza que qué se yo de donde sale empuja mi pecho contra el tuyo, no puedo evitarla, me vuelvo inútil ante semejante imán; reduce mis sentidos y me invita a volar. Me eleva por los aires, me hace olvidar. Perderme. Es tan mágico que volver nunca se encuentra en mis planes. Jamás podría describir esa sonrisa que sale desde mi interior, se te contagia y te hace brillar. Ilumina cualquier resto de oscuridad.
A veces está quien tira de la soga, esa que ato en mis pies por si se me ocurre volver - ¡cómo si realmente existiese alguna posibilidad! - y me baja despacito hasta caminar otra vez. Me veo parada en el punto donde partí y vos seguís ahí. Nos miramos, sabemos perfectamente que está pasando por acá. Y así vamos, en tiempo de descuento; remamos, no sabemos si para el mismo lado, ni siquiera hacia donde. Mucho menos cuál será el mañana que nos tocará, pero remamos juntos y cual quiera que sea nuestro destino, hay una única cosa que indefectiblemente logramos: querernos cada día más.



Agus Terrizzano.
Abril 2012.

No hay comentarios: