5.01.2012

Cielo de un solo color

La noche era fría pero el cielo recreaba una danza de estrellas que me ayudaba a dejar atrás la sensación que esos pocos grados de temperatura generaban al acariciar mi piel. Las calles de Buenos Aires, como para variar, llenaban de fantasmas mi camino y yo empezaba a desear la posibilidad de escapar de allí.

Era un momento perfecto para estar sentada, con un café bien caliente en mano, en frente de ese ventanal que me había visto dar vuelta tantas páginas pensando en vos; el que nos había soñado queriéndonos. Aquellos pequeños vidrios componían una inmensidad que me dejaba al descubierto del bosque y de aquel manto de luces eternas que cubría cada rincón sin discriminar. Me llenaba de deseos de volar, mientras me recordaba que allá afuera existían todavía tantas maravillas sobre las cuales echarme a andar. Aún quedaban unas cuantas estrellas fugaces a las que pedirles infinitos deseos para seguir soñando. Nosotros lo sabíamos. Compartíamos dicha fascinación por ese cielo de nunca acabar que parecía aplastarnos cada tanto.

Sin embargo, caminaba por las calles de mi barrio y, como es inevitable, bajé la velocidad en aquella esquina inundada de secretos: caricias, miradas, abrazos y despedidas - que no querían serlo - me esperaban apiladas sobre una baldosa; no fuese cosa que las olvidara alguna vez. Volví a mirar el cielo porque bien sabía que vos estabas ahí. Estaba segura que en algún lugar, de la forma que fuera y haciendo quién sabe qué, vos te encontrabas observando las mismas estrellas que yo, riéndote de esas historias que jugábamos a inventar, abrazándome a la distancia.

Agus Terrizzano.
Abril 2012

"Look at the stars and we`re together."

No hay comentarios: