Hoy, sin embargo, se encontró bajando los brazos y el precio de la derrota le pesó mucho más. La espalda se le quebró en dos y se encontró sentada en el suelo, mirando la nada, ya sin ganas de volver a intentar. No había vuelta atrás, el camino se había borrado y sus manos pegaron fuerte contra el suelo. ¿Habría modo de volver a despegar? Algo de dar vuelta la página, le habían dicho una vez, pero ella sentía una opresión en el pecho que tiraba mucho más que la fuerza para darle la vuelta a aquel papel.
Sus ojos - ahora vidriosos - le recordaban una serie de eventos que sabe no podrá olvidar. Anulada. Perdida. En cero. Con la mirada en quién sabe dónde, bajó los brazos. Los hombros se le volvieron piedras, la sonrisa se le borró, pero sus zapatos siguieron caminando. Ahora sus pasos andan sin bailar, van del todo sin rumbo, pero pateando lejos de todo lo que la pueda hacer llorar.
Agus Terrizzano
Julio 2012
"Es la sana bronca de entender que algo nos salió mal."
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