3.19.2015

Vueltas, observaciones y relatividades

La música rebotaba en mis tímpanos hablando sobre revolución. Mi voz cantaba ajena a lo que pasaba alrededor. Inminentemente, un hombro se cruzó en mi camino y el colapso fue inevitable. El señor, de punta en blanco, me miro menos de medio segundo y siguió caminando. Su paso era cronometrado, como si cada pie llevara una aguja de reloj. Tic tac, plac plac. Nada lo podía detener, ni atrasar. 

La pantalla de la estación de tranvía avisaba a los pasajeros que en cuestión de segundos aparecería un coche de la línea 10. Pero el "en estación" resultó ser falso y el tranvía no apareció al instante, sino algo así como medio segundo después. Medio segundo. ¡Una eternidad! La Tierra sintió vibrar al ritmo de los pies desesperados por semejante aberración. ¿Dónde estaba el tranvía? ¿Cómo iban a superar semejante descalabre de reloj? Ya con los oídos liberados al mundo, pero sin entender nada de alemán, me sonreí de cómo aquellas personas veían el fin de mundo ahí donde yo me estaba sintiendo un poco (pero muy poco) más cerca de casa. 

De cómo cambia la percepción.
Agus Terrizzano
Enero 2015
Zurich, Suiza


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