Aprendiendo a vivir.

Persevera y triunfaras... cuantas veces tanta gente repite esa frase, la desgasta y pierde su sentido. Ciertas veces me pongo a pensar, en que momentos vale la pena la perseverancia? Que sabemos, no es lo mismo que la paciencia. Estoy casi segura que en muchas situaciones, siendo perseverantes, también nos sentimos algo estúpidos y hasta usados pero la continua lucha hacia lo que queremos es la que nos va a dar la satifacción cuando lleguemos a destino, porque al fin y al cabo la felicidad no es llegar, sino es observar todo el camino y obstáculos pasados, vividos, sufridos... Cuando se llega a la meta, quizás muchas cosas se perdieron, gente, costumbres de ese pasado que dejamos atrás por un futuro incierto, pero que, pensamos nos haría felices. Y, creo yo, que las huellas que uno deja en esa carretera nunca se borran, no son en vano. Todo, absolutamente todo, incluso esa pequeña sonrisa causada por un recuerdo interno, nos ayudan a aprender, a seguir y ver los pequeños detalles que la vida guarda para nosotros, que simplemente es cuestión de saber encontrarlos, de intentar no ser tan ciegos y sordos ante cosas comunes que nos pueden dar algo tan simple como un empujoncito de inercia para continuar. Caminar, nunca pararse. Y cuando llegues a un lugar, date vuelta, mirá todo lo que recorriste, aprendé a valorar todo tu esfuerzo y no te deprimas por lo que dejaste allá, sé feliz por lo que conseguiste acá y lo que falta por recorrer. Es un modo optimista de ver la vida, coformarse con el hoy, ver a tus amigos sonreír, a tus viejos cenar juntos, a tus sobrinos dar sus primeros pasos, perder gente querida, amores, pero nunca parar, aceptar que es parte del crecer, del aprender y poner la mejor sonrisa para seguir, aprendiendo a vivir sabiendo que la vida es una rueda que nunca para, que el mundo es un lugar muy grande, pero chico a la vez y que en ese futuro incierto...también puede situarse lo que en algun momento... llamaste pasado.

By Agustina.