Siempre se caracterizó por su paciencia, así como por darle mil vueltas a cosas que quizás ni siquiera se enroscaban. Se escapaba de sus posibilidades el hecho de simplificar ciertas cuestiones. Tal vez por eso encontraba la felicidad ahí, en lo más simple. De todas formas, se encontraba en un momento diferente de su vida: sabía lo que quería. Está claro que su camino hizo curvas y contra-curvas previamente, pero lo había logrado y hoy se sentía segura de lo que estaba necesitando. Segura como nunca antes. Contradictoriamente, puede que eso fuese lo que la encontraba un poco perdida; se había hallado. Decidida, se abocaba a esa ruta que hoy elegía poner bajo sus pies. A veces para bien, otras para mal; tropezando, saltando, cayendo, levantándose y sabiendo que no quería frenar.
Algunos días la ansiedad tocaba su puerta y no la dejaba en paz. Quería correr en vez de caminar, tomar impulso y directamente volar. Soñaba pasar por alto todas esas cosas que veía adelante y llegar directo al fin, a ese objetivo que tan claro veía desde hacía ya un tiempo. Anhelaba más que nada en el mundo esa sensación de sentirse completa que estaba buscando. Se desesperaba, se volvía a enroscar, quería desaparecer pero algo en su sonrisa la calmaba y le recordaba que valía la pena esperar. Volvía a confiar: iba a llegar. Lo sentía. Algo en ese destino - en el que jamás creyó - se encargaba de recordárselo a los gritos; ya no había vuelta atrás, estaba totalmente inmersa en una tormenta de vientos que no parecían ir a otro lugar. Lo veía como un conjunto de fuerzas de las cuales era imposible zafar; y no quería zafar.
Hoy prefería volver a confiar. Había algo que la había traído hasta ese lugar donde se encontraba parada y sabía que ese mismo algo la llevaría hasta donde ahora quería estar: entre sus brazos.
Agus Terrizzano.
Abril 2012.
"Y vos te preguntarás por qué esperamos tanto
sólo para tomar impulso y llegar más alto."
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