10.09.2012

Desde hace un sueño

Ese muchacho que había interceptado su camino, le robó un beso sin siquiera titubear. Ella no pudo más que seguir el ritmo de sus labios, pero su cabeza estaba completamente en otro lugar. Su vida estaba mucho más allá. Sabía que no muy lejos estaba él, y aunque el tiempo hubiese pasado sentía como su perfume la seguía persiguiendo. No lograba concentrase en ese nuevo amor que incurría a su puerta sin más. Abrió los ojos, miró al muchacho y se levantó. Comenzó a caminar, sentía ese viejo perfume de sus amores cada vez más fuerte. Estaba segura que él estaba cerca. Recorrió las calles de su desconsuelo, donde se cruzó con todas esas caras que había visto más de mil veces cuando salía a recorrer esas madrugadas cargadas de nostalgia. Sin embargo, no lo encontró. Aquel dulce aroma se topaba contra una pared. Se sentó y cerró los ojos, supo que todo había terminado.

Como cada mañana,  la gata se había subido a su espalda y comenzado a caminar en búsqueda de que se levante y le dé de comer. Abrió primero un párpado, y luego el otro, aunque su mente seguía dormida. Encontró que todo había sido un sueño, pero no le dio muchas vueltas a lo que su inconsciente trataba de decirle. Lo había entendido hace rato, pero por fin se había traducido a sus sueños. Ella siempre tuvo la teoría de que lo onírico solía tardar un poco más; cuando a su mundo le decía "lo olvidé", sus sueños seguían abrazándolo y parecía que nunca lo iban a soltar. Pero esta mañana todo era diferente. Su consciencia estaba tranquila y había logrado desprenderse. Encontraba la vida de otra forma, y un camino libre y ansioso por volver a llenar. Hacia un sueño que lo había dejado partir.



Agus Terrizzano
Octubre 2012

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