10.23.2013

Grito inconsciente

Lo vio conversando con ella, su compañera de toda la vida en aquel lugar. No entendía la situación. ¿De dónde habían salido? ¿Por qué estaban en la puerta de su casa? Él hace meses había desaparecido, borrando cada huella de su vida. Ella, ella mejor no hablar. Jamás le había caído bien, y desde que habían crecido que no le habló más.

Dio los últimos pasos desde la esquina hasta el umbral de su puerta, los miró y escuchó. Con su boca, pero sobre todo con esos enormes ojos marrones le contaba no sé qué problema que tenía. Ella, como abocada a reunir toda la información perdida en aquellos años de distancia una vez terminada la infancia, escuchaba atenta y anotaba en un papel. ¿Qué era todo eso? ¿Por qué le contaba sus problemas a aquella mujer que hacía años no veían? La mirada de esa muchacha que ya no reconocía como "conocida" se detuvo en ella, e inmediatamente supo que su turno era el próximo.

¿Qué le iba a decir? No quería contarle nada de su vida. No tenía nada para contarle. O sí, pero no con él ahí... Su mente hizo un rápido recuento de su último tiempo buscando algo relevante que pudiese inventar, maximizar, crear para parecer feliz y superada. Pensó en varias caras conocidas, pero tan lejanas a la vez. Luego en aquel chico con el que había salido un par de veces, pero no, nadie como él. La conversación entre esos dos conocidos - extraños - iba llegando a su fin, y su turno se acercaba. Ella no sabía que iba a contestar. Las lágrimas comenzaron a brotar desde sus ojos y no supo más que hacer.

La alarma, y se despertó. Lejos estaba de aquel momento tormentoso de tener que hablar con alguien que no apreciaba en lo más mínimo sobre quien más quería en el mundo. Alarma y fin. Alarma y todo terminó. TERMINÓ.


Agus Terrizzano
Octubre 2013

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