Tres cucharadas de café bien batido.
Un cuarto de leche. Tres de azúcar.
Nadie podía nunca acertar
a las proporciones justas
... excepto su papá.
Ella cargaba con algo así como un
Complejo de Edipo sin resolver.
Él venía a darle todo
lo que alguna vez le faltó.
Agus Terrizzano
Agosto 2014
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