5.05.2011

Atemporal.


Miro a mi alrededor y me encuentro sentada en un lugar que por más que lo frecuente últimamente todavía siento extraño, rodeada de gente nueva a quien querer. En eso me acuerdo de esas mañanas donde sus sonrisas eran el mejor abrazo que podía recibir; mi mejor manera de despertarme, la anestesia justa para no dejar de sonreír. A veces me veo tan ajena a esos momentos, los veo tan lejanos y cercanos a la vez que me pierdo sin saber muy bien por qué, y mucho menos en donde. Mi mundo deja de tener tiempo y vuelvo a divagar entre imágenes que dibujan situaciones familiares una y otra vez, haciendo que ellos estén de nuevo conmigo. Lejos, separados pero experimentando de cerca, a la vez. Mezclo épocas, personas, recuerdos y no sólo me encuentro inmersa en un laberinto donde no pasan los minutos donde cada recoveco es una razón más para seguir recorriéndolo, sino que descubro que soy atemporal, que mi cariño hacia ellos es atemporal. Podrán pasar los años, pero sé que esas cosas que pasaron por acá, bien cerquita del alma, no me van a dejar.



Agus Terrizzano

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