Rompecabezas.

Se acercan y sus vidas se desencajan; esas piezas que anduvieron intentando poner en orden se saltan para todos lados como buscando reconstruirse, mezclarse, formar un sólo rompecabezas. Creían poder - con esmero, claro está - volver a poner en su supuesto lugar estas piezas que parecían alborotarse cuando sus ombligos se besaban, pero muy en el fondo sabían que no era así. No entendían bien que era lo que pasaba, ni cual sería el motivo para dicha alteración mas sabían que no lo podían frenar.
Cada encuentro volvía a repetirse el mismo ritual, aquel de vanamente luchar contra ese enorme imán que los unía. Salían siempre perdedores y no parecía molestarles; terminaban por comprender en un par de caricias donde era que querían estar y, al menos por un rato, encontraban la respuesta: no lo querían frenar. Les gustaba así.