En vez, prefirió seguir recorriendo un poco más allá en la línea del tiempo y qué sorpresa todo lo que encontró. Principalmente, cosas sin sentido. "Si ya no me acuerdo qué es, es hora de tirarlo", pensó y acercó el tacho de basura. Un par de cosas más siguieron a ese boleto de cine que vaya a saber uno a cuándo y quién corresponderían. Un poco más abajo en el camino, se topó con una pila de sobres. Encontró un montón de esas típicas cartas que uno se escribe para los cumpleaños de los amigos. Descubrió cursilerías, rememoró risas, momentos, historias. Desempolvó alguna que otra tristeza. Halló unas cuantas amistades ya perdidas en el camino, pero sobre todo abrazó la felicidad de ver en ese pasado a quienes hoy conforman sus días. Cada uno de sus amigos estaba presente en aquella caja.
Qué felicidad la de saberlos aún a su lado, después de tanto tiempo. Una sonrisa se dibujó en su cara. Dejó atrás todo dejo de nostalgia. Olvidó esos papeles garabateados que algunas veces vuelven a estrujarle el corazón y se rió. Volvió a poner todo en su lugar, incluso su razón. Lanzó un "cómo los quiero" mudo al aire y supo que guardaría esa caja para cuando volviese a encontrarse perdida en el camino. Podía no entender a dónde era que su vida a llevaba hoy, pero tenía bien en claro quienes estaban a su lado. Y con eso, por ahora, era mucho más que suficiente.
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