12.30.2012

Sentada en la Luna

Abrí la puerta de la terraza y me bañé de esa luz plateada una vez más. Cuando era chica me daba terror subir sola, abrir la trabita y aventurarme a ese mar de oscuridad; pero los años y aquella Luna cambiaban ampliamente el panorama. Ya no existía el temor a los fantasmas o los monstruos. Mi edad y las noches donde ese tejado se transformaba en un perfecto observatorio astronómico habían transformado la terraza de casa en un recoveco lo suficientemente acogedor para sentarme a pensar.
Me acomodé contra la pared y levanté la mirada hacia aquel satélite que en noches como esa todo lo saben iluminar. Chequié las estrellas, verifiqué que ninguna estuviese fuera de lugar. Recordé las historias que me contaba papá, y me volví a prometer contarselas a mis hijos alguna vez. Mis ojos recayeron en aquel perfecto círculo blanco, como no podía ser de otra manera. Pensé en cuántas Lunas llenas habría pasado por alto este año, y me percaté de que había varias en las que mi memoria se había visto inmortalizada. Las noches de Luna llena de este 2012 no habían sido simples horas de oscuridad en la ciudad; ella siempre había estado iluminándome cuando más lo precisé.
Sin pensarlo mucho rememoré dos, luego tres... y en todas había un factor común. Supe que debería ser la única que lo tenía en cuenta y recordaba, pero sin embargo las palabras dichas bajo esos rayos plateados jamás se iban a borrar; aunque sí probablemente olvidar.
La Luna siempre me había abrazado, siempre me supo gritar que todo iba a estar bien. No recuerdo bien cuándo fue que dejó de ser un simple satélite. Quizás esa noche de verano en la que mi hermano ya vivía del otro lado del Océano y supe que los dos podíamos verla, y lo sentí más cerca. O tal vez esa noche de Septiembre en que papá me hizo subir corriendo a la azotea para mostrarme lo increíble que se veía la Luna desde su telescopio nuevo. También puede haber sido ese día que extrañé tanto a mi sobrina, pero la miré la Luna, la pensé nombrándola con asombro desde el otro lado del Meridiano de Greenwich y me sentí mejor. O simplemente  ese día que entendí que significaba algo más que una simple pelota girando en órbita con nuestro planeta. Aunque yo no lo supiera, espiaba cada momento de mi vida. Y a que no saben: con tan sólo mirarla se puede volver en el tiempo. Porque todo está ahí, justo donde ella lo vio y vos lo querés resguardar.
En ese trabajo andaba por esas horas. Me aquejaba repasar los días de este año que termina, o tal vez algo más complicado aún: encontrar por qué sonreí. Pensando rápido, sólo malas noticias pasaban frente a mis ojos. Sí, el balance daba terriblemente negativo, pero ahí los encontré. Es extraño saber que en una gran mayoría de mis días tuve unas incansables ganas de llorar, pero en los que restan... mi felicidad era pura en extremo. Está bueno saber de quienes proviene, aún más poder transmitírselos. El hecho de estar rodeada de gente que me hace reír hasta que me duele la panza, incluso cuando ya no quedan ganas, es lo que sostuvo este año, lo que siempre me hizo avanzar. Sobretodo cuando se afianza el cariño hacia esas personas, y sentís que las buenas vibras no paran de brotar desde ellos, unos ya de planta y otros recién llegados a este barco al que le llamo mi vida. La sencilla felicidad de contar con sus abrazos, sus risas, sus chistes y su constante alegría de vivir es suficiente para haberme hecho sonreír.
Sin embargo, mucho falta todavía. Este año fui dejando pedacitos por ahí, me falta mucho yo; pero nunca es tarde para rearmarse. Sé que faltan piezas, y que las que tengo están un tanto desordenadas, pero ¿qué gano con quedarme sentada? Mejor me agarro de esta cosa trillada de "Año nuevo, vida nueva", de esos rostros que este 2012 me supo regalar, de los que sé nunca me van a dejar, de la música y su eterna compañía, de esta Luna que desde pequeña nunca me abandono...
Por suerte y gracias a toda esa energía que me saben compartir: todavía prefiero confiar. 


Agus Terrizzano
De balances de fin de año y otras cursilerías

"Si este Sol se te va,
siempre habrá una Luna"

No hay comentarios: